Sí, como no
tú nada más te ríes con tu boca de ramera
y tus garras de niña rica...
Bien me lo decía mi madre:
-Si te juntas con esa bastarda, acabarás por hacerte igual que ella-
Pero no...yo estoy viva
no tengo que escudarme en una peluca
y un par de senos artificiales para atraer a los hombres...
Entonces, se cayó el espejo, y ella se hizo añicos.
1998
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